sábado, 30 de junio de 2007

Raul Vicente Amarilla...


El Lujo de contar con un "Rey de America".

Yo creo que es un lujo para nuestro fútbol: es líder, apoya a sus compañeros, hace goles, sabe tocar, sabe driblear... Es muy completo y físicamente está perfecto. Hace 25 años, un tipo de la altura de él era una tortuga; Amarilla tiene una movilidad admirable... Fue fundamental”.

Estas eran las elogiosas palabras que vertía el técnico Luis Cubilla al analizar a una de las piezas clave de su plantel tras la obtención de la Copa Libertadores de 1990: Raúl Vicente Amarilla. Conocido íntimamente como ?el Tacuara? debido a su más de metro ochenta de estatura y su físico más bien delgado, Raúl Vicente Amarilla es no solo un orgullo para historia del Olimpia, sino también uno de los jugadores más destacados que ha producido el fútbol paraguayo.

Amarilla hizo gala de sus cualidades de su olfato goleador, de su inteligencia para resolver jugadas en poco espacio y su visión del campo de juego, desde su juvenil etapa en el Sportivo Luqueño, club en el que debutó a los 17 años de edad. Su calidad era innegable y tal fue la trascendencia de su fútbol que a tan solo siete meses de su aparición en las canchas de la primera división, Amarilla fue adquirido por el Zaragoza de España, donde jugó cuatro temporadas, del ’79 al ’82. Su estadía en el fútbol español se extendería luego al Santander y al poderoso Barcelona. Volvió a Olimpia en 1987, pero tras una temporada, el fútbol internacional volvió a requerir de su concurso. Viajó entonces a México para sumarse al América.

"Con treinta años cumplidos, Amarilla había empezado a considerar la posibilidad de dejar el fútbol profecional, Pero el destino aún le tenía reservadas muchas glorias"

Con treinta años cumplidos, Amarilla había empezado a considerar la posibilidad de dejar el fútbol profesional. Pero el destino aún le tenía reservadas muchas glorias. Tras su retorno de México, Amarilla se reintegró al Olimpia para la campaña de la Libertadores de 1990.

De estar a un paso de dejar el fútbol, Amarilla pasó a convertirse en la piedra angular del equipo franjeado que se consagró campeón de la Copa Libertadores del ’90 y que también se hizo con la Supercopa ese mismo año. Su decisión de seguir no solo tuvo como premio las copas ganadas, sino también la corona de “Rey de América”, que le fue instituida en 1990 tras un sondeo entre periodistas deportivos internacionales.

“Tenía 30 años, me pasé dos meses parado, y pensaba que ya había dado todo lo que tenía que dar... Si lo pensé fue porque represento algo más que a Amarilla: tengo detrás toda una trayectoria y no la puedo borrar por borrar... Pero apareció la oportunidad y no lo dudé: la clave de nuestra victoria fue el convencimiento de que teníamos que darle una gran alegría al pueblo, porque el pueblo la necesitaba”, señalaba el “Tacuara” por aquellos años.

Raúl Vicente Amarilla, hoy triunfando en su rol de técnico de fútbol, defendió alguna vez la camiseta española de la selección Sub 23, por lo que nunca pudo vestir la albirroja. No obstante, su nombre es todo símbolo para el fútbol paraguayo.

Palabra de campeón.

Raúl Vicente Amarilla fue elegido mejor jugador de América en 1990. El espigado delantero también se consagró goleador de la Supercopa, también ganada por Olimpia el mismo año, y fue una pieza clave del equipo olimpista durante los años en que vistió la casaca franjeada, convirtiendo tantos que se registran entre los de mejor factura en el fútbol paraguayo.

Este currículum es reflejó de las varias virtudes que pusieron a este delantero olimpista en la galería de los grandes de América.

A su habilidad con el balón, su toque sutil y su inteligencia, habría que sumar también su gran sencillez. “El secreto de Olimpia fue que nadie se sintió superior, todos trabajamos juntos buscando un objetivo que era el triunfo y además el mejoramiento del fútbol”, afirma. El ’90 fue uno de los mejores años de su carrera deportiva a nivel de títulos.

“Todos los halagos que he recibido no hubieran sido posibles sin el esfuerzo de los demás componentes del plantel. Todos tuvieron mérito”, agrega el eficaz goleador olimpista, hoy día considerado una de las grandes leyendas del Olimpia por toda la parcialidad franjeada.

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