sábado, 30 de junio de 2007

Luis "el negro" Cubilla


Un triunfador

Todavía queda en la memoria del pueblo olimpista aquel gol de la final de la Libertadores de América del año 1960, el cual marcó la diferencia definitiva a favor de Peñarol de Uruguay, ubicando de esta forma al Olimpia en el segundo escalafón en la disputa del título continental. El autor del tanto fue el uruguayo Luis Cubilla.

Entonces, nadie imaginaba que aquel talentoso jugador, que fuera verdugo de Olimpia en el ’60, recalaría décadas más tarde en la institución franjeada para convertirse en el conductor que logró las mayores conquistas de la historia olimpista. Los goles de Cubilla contra Olimpia ya son historia, y hoy el gran jugador uruguayo tiene la cuenta saldada, y con creces, habiendo recompensado a la afición franjeada con momentos de enorme alegría.

"Olimpia es un ejemplo para el futbol paraguayo, y el que dio los cimientos al actual futbol. Con sus conquistas motivó a todo el pueblo deportista"

Luis Cubilla es un ganador. Y un recorrido rápido por su carrera, tanto de jugador como de técnico, no deja dudas al respecto: Debutó en el Peñarol de Uruguay en 1957, ganando el campeonato uruguayo en 1958 / 59 / 60 / 61. Como jugador ganó la Copa Libertadores de América en 1960 y 1961 y la Copa Intercontinental ese último año.

En 1962 y 1963 fue transferido al poderoso Barcelona de España, de 1964 a 1968 pasó al River de Argentina, y de 1969 a 1974 jugó en el Nacional de Montevideo, donde ganó, en 1971, otra Copa Libertadores.

En 1975 fue a Santiago Morning de Chile y terminó su carrera de jugador en 1976 en Defensor de Montevideo. Como técnico fue campeón de la Libertadores de América con Olimpia en 1979 y en 1990.

Haciendo una retrospectiva de sus primeros años en el Olimpia, Cubilla recuerda: “Inicialmente tuvimos que participar de trabajos de organización y planificación para sentar las bases que permitieran proyecciones en el campo futbolístico.

Los resultados logrados enaltecieron a todo el pueblo paraguayo, a través del honroso prestigio ganado por el Olimpia en todo el mundo. Sin duda, el Olimpia es un ejemplo para el fútbol paraguayo, y el que dio los cimientos al actual fútbol. Con sus conquistas motivó a todo el pueblo deportista”.

La emoción le asalta al recordar el ’79. “Aquello fue algo fuera de serie, porque aquí era totalmente desconocido un proceso de entrenamiento como el que hicimos. Aquí no se conocía la pretemporada, el cuidado médico integral, no se trabajaba de mañana y tarde, el cuidado invisible, ese que tiene que ver con la responsabilidad del jugador... Creo que lo de 1979 fue la síntesis de lo que queríamos lograr: así pudimos ganarle a Boca...”.

Entonces, tampoco Cubilla imaginaba que la hazaña se volvería a repetir una década después. Y a propósito de 1990. “El equipo era menos que el del ’79. Pero tenía individualidades que desnivelaban en cualquier momento. El caso de Amarilla, de Samaniego, de Gabriel González, de Monzón.

En ese momento en Sudamérica había pocos equipos con cuatro jugadores de ese nivel. Era un equipo muy especial: un grupo con gente que sabe jugar al fútbol, siempre es difícil, porque el tipo más dócil es el que no sabe jugar. Pero nosotros estábamos preparados de cualquier manera. De contra, presionando, como sea...”.

Sincero y directo en sus conceptos. Estas fueron siempre características que identificaron al carácter de Luis Cubilla. El secreto de su éxito lo define en una técnica muy personal. “El orden, el trabajo y la motivación hacia los futbolistas. El paraguayo es muy buen jugador, pero muy desordenado. El Olimpia ha logrado ir haciendo que ellos tengan mayor conciencia y por eso consigue los

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