sábado, 30 de junio de 2007

AURELIO GONZALEZ

EL GRAN CAPITAN


Aurelio González, llamado el Gran Capitán (nacido el 25 de setiembre de 1905 en Paraguay) es un ex-jugador paraguayo de fútbol que se desempeñaba como delantero.

Es considerado por muchos como el segundo mejor jugador paraguayo de todos los tiempos, por detrás de Arsenio Erico. González se inició en el Club Sportivo Luqueño y muy pronto pasó al Club Olimpia donde se consolidó como un delantero fenomenal e ídolo de los aficionados. Fue parte de la Selección nacional de fútbol de Paraguay que participó de la Copa Mundial de 1930 en Uruguay. Luego de la Copa Mundial recibió una oferta millonaria para jugar en el San Lorenzo de Almagro de la Argentina, pero González rechazó la oferta para combatir por Paraguay en la Guerra del Chaco.

Al culminar su carrera como futbolista se dedicó a la dirección técnica, en donde sobresalió clasificando a la Selección nacional de fútbol de Paraguay al mundial de Suecia 1958. También condujo al Club Olimpia a ganar varios campeonatos de la Liga Paraguaya y a llegar a la final de la primer final de la Copa Libertadores en 1960.

Aurelio González falleció en Julio de 1997

Gustavo Benitez


Un idolo al que le falto la copa Libertadores

En la galería de grandes nombres del Olimpia se inscriben muchos que no tuvieron la suerte de levantar la Libertadores vistiendo los colores del Decano del fútbol paraguayo. Una de estas leyendas es sin dudas Gustavo Adolfo Benítez.

Benítez nació en la ciudad de Paraguarí, en 1953. Sus inicios futbolísticos se remontan al club Nacional de su ciudad natal. En 1973 se consagró campeón del torneo Interligas con la selección de Carapeguá, que había solicitado su concurso como refuerzo.

En aquella oportunidad, el entonces técnico de Olimpia, el “Chema” Rodríguez, estaba presente en la final y fijó sus ojos en el juvenil elemento.

Poco tiempo después, Benítez ya era la nueva y prometedora contratación del Decano. “Debuté con Olimpia contra General Caballero de Zeballos Cué en 1974. A finales de ese año fui convocado a la Selección Nacional.

"En 1975 recibio otra Medalla de Oro que le fue conferida por la Asociación de Ex jugadores del Olimpia"

Al siguiente fuimos campeones con Olimpia, estando de técnico don Aurelio González. Fueron mis compañeros Almeida, Alcides y Flaminio Sosa, Morales, Pino León, Espinoza, Luis Torres, Kiese, Paniagua, Jorge Insfrán y otros tantos que recuerdo con tanta emoción”, comenta.

A fines de 1975, Benítez fue transferido al Granada del fútbol español. Estuvo allí más de cuatro temporadas en las que se ubicó entre los más importantes jugadores de la competitiva Liga Española.

En 1979, Benítez fue premiado por la prensa deportiva española con el “Botín de Oro” al mejor jugador de la temporada. Ese mismo año, sus compañeros del Olimpia alcanzaban por primera vez en la historia del fútbol paraguayo las copas Libertadores de América e Intercontinental. Desde Europa, Benítez, uno de los ídolos del fútbol en España, compartía la alegría franjeada.

Volvió al Olimpia al año siguiente, en 1980 para salir campeón con Olimpia ese mismo año y conservar el título hasta 1983, cerrando así el extraordinario hexacampeonato. Se despidió nuevamente del Olimpia con otro título, el de 1985.

Partió luego a formar las filas del Nacional de Medellín de Colombia.
Los años fueron pasando, pero la calidad seguía manteniéndose. Por ello, Olimpia volvió a convocarlo para la campaña de 1987. Benítez no defraudó y su cuota de esfuerzo fue fundamental para alcanzar nuevamente el título en 1988 y 89, año en que Olimpia se consagró sub-campeón de la Copa Libertadores. Fue lo más cercano que Benítez estuvo de la Copa.

Por designios del destino, en 1990, Benítez viajó a México con el técnico “Maño” Ruiz para asumir su nuevo rol en el fútbol, el de ayudante técnico, en el Necaxa. También asumió la dirección de las divisiones inferiores del club mexicano. Ese año, Olimpia volvía a subir al podio mayor del continente, conquistando por segunda vez la Copa Libertadores.

En el año 1991, Gustavo Benítez regresó al Olimpia como ayudante de campo del “Maño” Ruiz, en la primera división, y como entrenador de la juvenil, con la que se consagró campeón. Desde entonces, la carrera como director técnico de Benítez fue también en ascenso, llegando a ubicarse entre los técnicos paraguayos de mayor renombre, dirigiendo inclusive en el fútbol español.

Miguel "Peque" Benitez


Un gigante del Futbol

La imagen de la falta en la que quedó lesionado, jugando en la delatera del Deportivo Espanyol, en la Liga Española, dejó a todo el Paraguay estupefacto.

Esa lesión en su rodilla izquierda estuvo a punto de truncar toda su carrera deportiva, pero, felizmente, el hábil jugador paraguayo Miguel Angel Benítez, conocido cariñosamente como el “Peque”, supo tener paciencia y para recuperar su nivel y volver a pisar las canchas.

"Y esta dedicación tuvo su premio, ya que su gran retorno al fútbol, con la camiseta del Olimpia, fue coronado con la obtención de la Copa Libertadores de América del 2002."

Para Benítez, Olimpia fue su resurrección al fútbol, y la Libertadores uno de sus mayores y más preciados premios. “Cuando llegué al Olimpia me propuse las mayores metas y ahora que he salido campeón de la Copa, espero seguir sumando títulos con el Decano.

Olimpia me dio un gran cariño y me siento identificado con su gente. Estar en el Olimpia es como vestir la casaca de la selección paraguaya”, señaló el goleador.

Benítez tuvo un rápido paso al fútbol europeo, donde pudo lucir su fútbol vistiendo los colores del Atletico de Madrid, el Mérida y, finalmente, el Espanyol.

También fue uno de los pilares del seleccionado paraguayo en Francia ’98. Y así como para Miguel Angel Benítez, su retorno al Paraguay para vestir los colores del Olimpia representa algo muy especial, así también, el fútbol paraguayo se siente orgulloso de poder contar en casa con una figura del nivel y el profesionalismo del “Peque”.

CARLOS HUMBERTO PAREDES MONGES


Carlos Humberto Paredes,nacido el 16 de Julio de 1976 en Asunción, Paraguay. Se desempeña como mediocampista defensivo.

Sus inicios fueron en el Club Olimpia de Paraguay en 1995, donde ganó cinco campeonatos paraguayos y se convirtió en el capitán más joven en la historia del club, a la corta edad de 20. En el 2000 fue transferido al FC Porto de Portugal y en el 2002 a la Reggina de Italia.

Alicio Solalinde


El Prof. Alicio Solalinde ,cuenta con una brillante trayectoria dentro del Fútbol Paraguayo, como jugador y posteriormente como Técnico de Fútbol.

Como jugador ganó varios campeonatos locales e internacionales, llegando incluso a ser campeón de la Copa Libertadores de América y del Mundo a nivel de clubes.

Luis "el negro" Cubilla


Un triunfador

Todavía queda en la memoria del pueblo olimpista aquel gol de la final de la Libertadores de América del año 1960, el cual marcó la diferencia definitiva a favor de Peñarol de Uruguay, ubicando de esta forma al Olimpia en el segundo escalafón en la disputa del título continental. El autor del tanto fue el uruguayo Luis Cubilla.

Entonces, nadie imaginaba que aquel talentoso jugador, que fuera verdugo de Olimpia en el ’60, recalaría décadas más tarde en la institución franjeada para convertirse en el conductor que logró las mayores conquistas de la historia olimpista. Los goles de Cubilla contra Olimpia ya son historia, y hoy el gran jugador uruguayo tiene la cuenta saldada, y con creces, habiendo recompensado a la afición franjeada con momentos de enorme alegría.

"Olimpia es un ejemplo para el futbol paraguayo, y el que dio los cimientos al actual futbol. Con sus conquistas motivó a todo el pueblo deportista"

Luis Cubilla es un ganador. Y un recorrido rápido por su carrera, tanto de jugador como de técnico, no deja dudas al respecto: Debutó en el Peñarol de Uruguay en 1957, ganando el campeonato uruguayo en 1958 / 59 / 60 / 61. Como jugador ganó la Copa Libertadores de América en 1960 y 1961 y la Copa Intercontinental ese último año.

En 1962 y 1963 fue transferido al poderoso Barcelona de España, de 1964 a 1968 pasó al River de Argentina, y de 1969 a 1974 jugó en el Nacional de Montevideo, donde ganó, en 1971, otra Copa Libertadores.

En 1975 fue a Santiago Morning de Chile y terminó su carrera de jugador en 1976 en Defensor de Montevideo. Como técnico fue campeón de la Libertadores de América con Olimpia en 1979 y en 1990.

Haciendo una retrospectiva de sus primeros años en el Olimpia, Cubilla recuerda: “Inicialmente tuvimos que participar de trabajos de organización y planificación para sentar las bases que permitieran proyecciones en el campo futbolístico.

Los resultados logrados enaltecieron a todo el pueblo paraguayo, a través del honroso prestigio ganado por el Olimpia en todo el mundo. Sin duda, el Olimpia es un ejemplo para el fútbol paraguayo, y el que dio los cimientos al actual fútbol. Con sus conquistas motivó a todo el pueblo deportista”.

La emoción le asalta al recordar el ’79. “Aquello fue algo fuera de serie, porque aquí era totalmente desconocido un proceso de entrenamiento como el que hicimos. Aquí no se conocía la pretemporada, el cuidado médico integral, no se trabajaba de mañana y tarde, el cuidado invisible, ese que tiene que ver con la responsabilidad del jugador... Creo que lo de 1979 fue la síntesis de lo que queríamos lograr: así pudimos ganarle a Boca...”.

Entonces, tampoco Cubilla imaginaba que la hazaña se volvería a repetir una década después. Y a propósito de 1990. “El equipo era menos que el del ’79. Pero tenía individualidades que desnivelaban en cualquier momento. El caso de Amarilla, de Samaniego, de Gabriel González, de Monzón.

En ese momento en Sudamérica había pocos equipos con cuatro jugadores de ese nivel. Era un equipo muy especial: un grupo con gente que sabe jugar al fútbol, siempre es difícil, porque el tipo más dócil es el que no sabe jugar. Pero nosotros estábamos preparados de cualquier manera. De contra, presionando, como sea...”.

Sincero y directo en sus conceptos. Estas fueron siempre características que identificaron al carácter de Luis Cubilla. El secreto de su éxito lo define en una técnica muy personal. “El orden, el trabajo y la motivación hacia los futbolistas. El paraguayo es muy buen jugador, pero muy desordenado. El Olimpia ha logrado ir haciendo que ellos tengan mayor conciencia y por eso consigue los

Ricardo Javier Tavarelli Paiva


El Mono nació en Asunción el 2 de agosto de 1970. Como dicen varias historias fué el heredero bajo los tres palos.

A los 15 años llegó su momento de debutar, lo que ocurrió al asumir el cuidado de la portería del club Tacuary. Tras seis temporadas en el arco de Tacuary, Tavarelli volvió a su primer hogar, el Olimpia, en busca de una oportunidad. Pasó un tiempo haciendo banca, alternando el arco de la primera división, hasta que por fin el director técnico Roberto Perfumo le dio la chance que venía buscando para demostrar sus cualidades.

Corría el año 1992 cuando aquel clásico también dio espacio al lucimiento de una de las emergentes figuras franjeadas, que alzaba sobre sus hombros la herencia de un gran portero, Ever Almeida. Se trataba de Ricardo Tavarelli quien, entre risas y lágrimas de emoción, expresó una vez culminado el cotejo: "Roberto Perfumo me dio la gran oportunidad de jugar en las instancias decisivas de este campeonato. Tuve un error en el primer encuentro, disputado una semana atrás, pero aún así él asumió la responsabilidad de nominarme en la titularidad, y en esta oportunidad ya no le podia fallar y traté de jugar el mejor partido de mi vida...".

El Mono jugó muchos años en Olimpia, el club que le dió la oportunidad de ser convocado a la selección paraguaya en varias oportunidades para los mundiales

Mauro Antonio Caballero


Mauro Caballero nació en Fernando de la Mora, pero fue criado en Altos. Jugó en sus primeros años en el club 24 de junio de esa ciudad. En el año 1991 vino a Asunción e integró, a los 18 años, las inferiores del Club Olimpia, saliendo campeón ya ese año.

En 1992 asciende al equipo de primera y ya sale campeón, volviendo a serlo en los años 1993, 1995, 1997 y 1998. En la temporada del 97 fue goleador del fútbol paraguayo con 15 goles y al año siguiente, en el 98, goleador con 24.

El año 1998 surge como figura de uno de los encuentros principales disputados por Olimpia el goleador del momento, Mauro Caballero. Una crónica deportiva publicada en el diario La Nación el sábado 5 de diciembre describía la gran actuación franjeada de la siguiente manera: "...Olimpia aguantaba la tormenta a pie firme en el fondo y esperaba una patriada de algún afortunado. Ese hombre era Mauro Caballero, quien tomó el balón en el medio y fue acercándose al área azulgrana y ante la desatinada salida del arquero Espínola colocó por arriba para la paridad.

En la Copa Libertadores de Am érica del 2002, Mauro, marcó el último penal que a la postre haría Tri campeón de América al glorioso club de la franja negra, contra el Sao Caetano en el Pacaembu y al año siguiente, 2003 salió campeón de la Recopa ante el San Lorenzo de Almagro de la Argentina. Cabe resaltar que Mauro Antonio Caballero es el goleador histórico del fútbol paraguayo con un total de 112 goles.

Luis Monzon


El talento y la eficacia de un gran conductor

La nueva estrella del fútbol paraguayo...”. Así calificaba la prensa internacional la aparición brillante de un joven que se ganó a base de talento un puesto en el equipo franjeado, para consagrarse con él como el mejor del continente.

Luis Alberto Monzón es un nombre muy caro a los afectos de la hinchada olimpista. Y no es para menos, ya que desde sus juveniles comienzos, su senda estuvo impregnada por los aromas de la gloria deportiva.

Nació en 1970 y su primer escuela de fútbol fue la del Olimpia. Debutó a los 16 años, teniendo la difícil tarea de meterse entre las grandes figuras que conformaban el plantel franjeado de aquellos años.

Fue Alicio Solalinde, entonces técnico de las inferiores, quien vio en él ese talento que comenzaba a brillar y le dio la oportunidad de poner a prueba su calidad en primera división.

"Nacio en 1970 y su primera escuala de futbol fue el Olimpia. Debutó a los 16, teniendo la dificíl tarea de meterse entre las grandes figuras que conformaban el plantel de aquellos años. Fue Alicio Solalinde, entonces técnico de las inferiores, quien vio ese talento que comenzaba a brillar"

En marzo de 1990, cuando Olimpia arrancaba el sueño de la Libertadores, Monzón tomaba las riendas marcando el segundo gol decano ante Cerro Porteño. De allí en más, su nombre comenzó a aparecer habitualmente en los resúmenes deportivos de cada, inscripto entre los goleadores.

Pero Monzón no sólo aportó goles. Quizás su función más destacada haya sido la de conductor de aquella recordada delantera del ’90.

Su visión aguda del ataque fue determinante para la obtención de las conquistas franjeadas, como las asistencias para el primer gol de Samaniego contra Cerro Porteño; la conquista de Gabriel González ante Vasco en Asunción; los goles de Amarilla contra Nacional de Medellín, en Asunción y en Guayaquil...

Cubilla lo definía entonces de esta forma: “Luis es un chico que viene de la escuela del Olimpia, con los vicios normales de la falta de preparación táctica, lento en el desdoble para marcar y jugar, pero con una inteligencia impresionante que lo llevó a acomodarse poco a poco y ahora ha logrado todo: llegar al gol, dar un gran pase, y con un tremendo olfato.

Diría que tiene cosas de Enzo Francescoli, pero por momentos también ráfagas del Beto Alonso, es frío en el área, como era Beto: una jugada, un gol”.

De aquel prometedor elemento juvenil a nuestros días han pasado algunos años, en los que la promesa se fue haciendo realidad.

El título con Olimpia fue sólo el comienzo de una exitosa carrera futbolística, en la que Monzón supo hacer valer el “10” a sus espaldas, siendo hoy día uno de los grandes conductores del fútbol paraguayo.

Raul Vicente Amarilla...


El Lujo de contar con un "Rey de America".

Yo creo que es un lujo para nuestro fútbol: es líder, apoya a sus compañeros, hace goles, sabe tocar, sabe driblear... Es muy completo y físicamente está perfecto. Hace 25 años, un tipo de la altura de él era una tortuga; Amarilla tiene una movilidad admirable... Fue fundamental”.

Estas eran las elogiosas palabras que vertía el técnico Luis Cubilla al analizar a una de las piezas clave de su plantel tras la obtención de la Copa Libertadores de 1990: Raúl Vicente Amarilla. Conocido íntimamente como ?el Tacuara? debido a su más de metro ochenta de estatura y su físico más bien delgado, Raúl Vicente Amarilla es no solo un orgullo para historia del Olimpia, sino también uno de los jugadores más destacados que ha producido el fútbol paraguayo.

Amarilla hizo gala de sus cualidades de su olfato goleador, de su inteligencia para resolver jugadas en poco espacio y su visión del campo de juego, desde su juvenil etapa en el Sportivo Luqueño, club en el que debutó a los 17 años de edad. Su calidad era innegable y tal fue la trascendencia de su fútbol que a tan solo siete meses de su aparición en las canchas de la primera división, Amarilla fue adquirido por el Zaragoza de España, donde jugó cuatro temporadas, del ’79 al ’82. Su estadía en el fútbol español se extendería luego al Santander y al poderoso Barcelona. Volvió a Olimpia en 1987, pero tras una temporada, el fútbol internacional volvió a requerir de su concurso. Viajó entonces a México para sumarse al América.

"Con treinta años cumplidos, Amarilla había empezado a considerar la posibilidad de dejar el fútbol profecional, Pero el destino aún le tenía reservadas muchas glorias"

Con treinta años cumplidos, Amarilla había empezado a considerar la posibilidad de dejar el fútbol profesional. Pero el destino aún le tenía reservadas muchas glorias. Tras su retorno de México, Amarilla se reintegró al Olimpia para la campaña de la Libertadores de 1990.

De estar a un paso de dejar el fútbol, Amarilla pasó a convertirse en la piedra angular del equipo franjeado que se consagró campeón de la Copa Libertadores del ’90 y que también se hizo con la Supercopa ese mismo año. Su decisión de seguir no solo tuvo como premio las copas ganadas, sino también la corona de “Rey de América”, que le fue instituida en 1990 tras un sondeo entre periodistas deportivos internacionales.

“Tenía 30 años, me pasé dos meses parado, y pensaba que ya había dado todo lo que tenía que dar... Si lo pensé fue porque represento algo más que a Amarilla: tengo detrás toda una trayectoria y no la puedo borrar por borrar... Pero apareció la oportunidad y no lo dudé: la clave de nuestra victoria fue el convencimiento de que teníamos que darle una gran alegría al pueblo, porque el pueblo la necesitaba”, señalaba el “Tacuara” por aquellos años.

Raúl Vicente Amarilla, hoy triunfando en su rol de técnico de fútbol, defendió alguna vez la camiseta española de la selección Sub 23, por lo que nunca pudo vestir la albirroja. No obstante, su nombre es todo símbolo para el fútbol paraguayo.

Palabra de campeón.

Raúl Vicente Amarilla fue elegido mejor jugador de América en 1990. El espigado delantero también se consagró goleador de la Supercopa, también ganada por Olimpia el mismo año, y fue una pieza clave del equipo olimpista durante los años en que vistió la casaca franjeada, convirtiendo tantos que se registran entre los de mejor factura en el fútbol paraguayo.

Este currículum es reflejó de las varias virtudes que pusieron a este delantero olimpista en la galería de los grandes de América.

A su habilidad con el balón, su toque sutil y su inteligencia, habría que sumar también su gran sencillez. “El secreto de Olimpia fue que nadie se sintió superior, todos trabajamos juntos buscando un objetivo que era el triunfo y además el mejoramiento del fútbol”, afirma. El ’90 fue uno de los mejores años de su carrera deportiva a nivel de títulos.

“Todos los halagos que he recibido no hubieran sido posibles sin el esfuerzo de los demás componentes del plantel. Todos tuvieron mérito”, agrega el eficaz goleador olimpista, hoy día considerado una de las grandes leyendas del Olimpia por toda la parcialidad franjeada.

Ever Hugo Almeida


Uruguayo de nacimiento, pero hijo adoptivo del Paraguay, Ever Hugo Almeida es un nombre que suscita cariño y, por sobre todo, respeto para cualquier seguidor del fútbol. Hoy en día, convertido en una verdadera leyenda del balompié paraguayo y aún ligado al deporte, pero ya en la dirección técnica, Almeida sigue manteniendo esa filosofía de vida, criteriosa y de rigor profesional, que sirvió de sustento para llevar su carrera a la cúspide deportiva.Defendió el arco del Olimpia por dos décadas y logró todos los trofeos a los que un jugador de cualquier equipo de fútbol pueda aspirar. Almeida es el resumen de toda una etapa brillante de la historia del Olimpia. Jugó con el Decano 16 ediciones de la Copa Libertadores entre 1973 y 1990. Fue campeón en dos: 1979 y 1990. También fue campeón Intercontinental e Interamericano. Y a todo esto, se suma la decena de campeonatos locales obtenidos defendiendo la portería olimpista.

Adriano Samaniego


Siete tantos en la Copa Libertadores del año 1990 y cuatro más en la disputa de la Supercopa del mismo año. La carta de presentación del delantero franjeado Adriano Samaniego eran los goles. Y mediante ellos, el zurdo goleador franjeado puso a Olimpia en el situal más alto del fútbol continental.
Adriano Samaniego siempre fue un goleador, según recuerdan aquellos que lo vieron crecer como futbolista hasta convertirse en estrella, ya desde sus primeros pasos en la Escuela de Fútbol del Olimpia y hasta sus últimos años de carrera futbolística.
Lo llegaron a apodar “Samaniegol”, a manera de juego de palabras que lo unía a su oficio goleador. De sus tantas conquistas, las obtenidas en la Copa Libertadores de América en 1990 siempre tendrán un sabor más especial.

Virginio Caceres


El Vicky Caceres es sin dudas una de las figuras emblemáticas del Olimpia, a sus 40 años de edad, el defensor franjeado seguí jugando con el mismo entusiasmo y profesionalismo que lo caracterizó desde sus inicios en el deporte. Fue a principios de la temporada de 1984 cuando Virginio llegó a Asunción para probar suerte en uno de los clubes grandes de nuestro fútbol. Venía de hacer una gestión destacada en el puesto de zaguero central de la selección sampedrana de fútbol, con la que se consagró campeón del torneo Interligas de ese año. Hizo prácticas en Cerro Porteño, pero no tuvo suerte. Fue entonces que los directivos de Guaraní ficharon al moreno y atlético zaguero. Cayetano Ré, técnico de Guarani por entonces, no se había equivocado. El club aborigen alcanzó el campeonato ese mismo año y Virginio Cáceres fue electo una de las figuras sobresalientes de la temporada.Su vinculación con la entidad de Dos Bocas fue apenas el principio de una carrera triunfal. La falta de acuerdo económico con Guaraní lo llevó finalmente a recalar en Olimpia, donde consolidó su ascenso. "Tuve ofertas de Cerro y Olimpia, pero finalmente me incliné hacia el decano y no me arrepiento de haberlo hecho. Fue lo mejor que pudo pasar", comentó el jugador.Además de ser campeón con la selección de San Pedro y con Guaraní en el 84, con Olimpia fue campeón de la Supercopa, Recopa del 90, República del 92 y campeón absoluto en el 93, 95, 97, 98, 99 y 2000. También el Vicky sumó a su vitrina de éxitos la tercera Copa Libertadores del 2002